El paso inicial de recolección de datos. Es necesario tener en cuenta dos pasos intermedios. El primero
es determinar cuál es la pregunta a hacer. Esta pregunta debe tener una estructura tal que permita recoger
ideas positivas sobre el tema tratado, así como ser lo suficientemente vaga o imprecisa para evitar
que al contestarla se caiga en pre-juicios y se obtengan respuestas más relacionadas con lo que se estaba
haciendo que con lo que se desea hacer. En ocasiones, los excesivos detalles pueden perjudicar a la respuesta.
Por ejemplo, en una empresa de fabricación de automóviles, el departamento de organización y recursos
humanos desea mejorar su actuación y para ello realiza una sesión de tormenta de ideas con los jefes de los
otros departamentos y con los representantes sindicales. El tema a tratar es recogido con la siguiente
información.
“El Departamento de Personal de esta empresa desea ser la organización mas responsable de
toda la empresa”
La pregunta a plantear en el proceso de Tormenta de ideas fue: ¿Qué debemos hacer para que esta afirmación
sea realidad para V.D.? Por supuesto no se pregunto: ¿ Que hemos estado haciendo mal hasta ahora? No cabe
duda que las respuestas a la segunda pregunta serán útiles a la hora de resolver ciertos problemas, no obstante,
la primera pregunta obtendrá mas respuestas y además estas serán más útiles. Esta definición servirá de marco
de referencia que evite desviaciones cuando surjan dudas o desavenencias.
El segundo paso es la realización propiamente dicha de la sesión de tormenta de ideas. Deberá hacerse mediante
un procedimiento acordado con antelación, existiendo muchas formas de hacerlo.
No siempre se utiliza un proceso de tormenta de ideas para recoger los datos. Cuando las ideas provienen de
un conjunto de personas cuyo número no es manejable en un proceso de este tipo, el DA se utiliza para
organizar datos obtenidos con mecanismos distintos a este proceso. En estos casos los datos se suelen obtener
de encuestas.
Para facilitar el proceso de entendimiento de la construcción de un DA, utilizaremos un ejemplo que ilustre
cada paso. El ejemplo está relacionado con la necesidad de un directivo de un departamento de calidad
que necesita desarrollar las características personales y de actitud necesarias para liderar el trabajo en equipo
de sus colaboradores en un programa de mejora de la calidad.
Para ello, reúne a sus colaboradores y realizan un proceso de Tormenta de idea en el que el tema central era: ¿Que necesito hacer para ser un líder eficaz de este equipo?
Siguiendo el proceso expuesto en este apartado, las respuestas obtenidas fueron las siguientes:
BIBLIOGRAFÍA
Las 7 nuevas herramientas para la mejora de la calidad, Jose Francisco Vilar Barrio, Fundación CONFEMETAL,
2da edicion, pg 27,28,29.
es determinar cuál es la pregunta a hacer. Esta pregunta debe tener una estructura tal que permita recoger
ideas positivas sobre el tema tratado, así como ser lo suficientemente vaga o imprecisa para evitar
que al contestarla se caiga en pre-juicios y se obtengan respuestas más relacionadas con lo que se estaba
haciendo que con lo que se desea hacer. En ocasiones, los excesivos detalles pueden perjudicar a la respuesta.
Por ejemplo, en una empresa de fabricación de automóviles, el departamento de organización y recursos
humanos desea mejorar su actuación y para ello realiza una sesión de tormenta de ideas con los jefes de los
otros departamentos y con los representantes sindicales. El tema a tratar es recogido con la siguiente
información.
“El Departamento de Personal de esta empresa desea ser la organización mas responsable de
toda la empresa”
La pregunta a plantear en el proceso de Tormenta de ideas fue: ¿Qué debemos hacer para que esta afirmación
sea realidad para V.D.? Por supuesto no se pregunto: ¿ Que hemos estado haciendo mal hasta ahora? No cabe
duda que las respuestas a la segunda pregunta serán útiles a la hora de resolver ciertos problemas, no obstante,
la primera pregunta obtendrá mas respuestas y además estas serán más útiles. Esta definición servirá de marco
de referencia que evite desviaciones cuando surjan dudas o desavenencias.
El segundo paso es la realización propiamente dicha de la sesión de tormenta de ideas. Deberá hacerse mediante
un procedimiento acordado con antelación, existiendo muchas formas de hacerlo.
No siempre se utiliza un proceso de tormenta de ideas para recoger los datos. Cuando las ideas provienen de
un conjunto de personas cuyo número no es manejable en un proceso de este tipo, el DA se utiliza para
organizar datos obtenidos con mecanismos distintos a este proceso. En estos casos los datos se suelen obtener
de encuestas.
Para facilitar el proceso de entendimiento de la construcción de un DA, utilizaremos un ejemplo que ilustre
cada paso. El ejemplo está relacionado con la necesidad de un directivo de un departamento de calidad
que necesita desarrollar las características personales y de actitud necesarias para liderar el trabajo en equipo
de sus colaboradores en un programa de mejora de la calidad.
Para ello, reúne a sus colaboradores y realizan un proceso de Tormenta de idea en el que el tema central era: ¿Que necesito hacer para ser un líder eficaz de este equipo?
Siguiendo el proceso expuesto en este apartado, las respuestas obtenidas fueron las siguientes:
- Ser capaz de formar a otros.
- Tener el pensamiento enfocado a los procesos.
- Conocer los métodos de trabajo en equipo.
- Capacidad de organización de equipos multi-funcionales.
- Implantar el CEP.
- Reducir variabilidad de los procesos.
- Ser capaz de identificar a los propietarios de los procesos.
- Integrar el análisis estadístico en el sistema de gestión.
- Capaz de comunicar eficazmente con personas no estadísticas.
- Ser capaz de comunicar.
- Capaz de vencer la resistencia al cambio.
- Capaz de alcanzar el consenso del equipo.
- Utilizar las habilidades de un facilitador.
- Vender a la dirección las ventajas del trabajo en equipo.
- Hacer un mejor uso de la estadística.
BIBLIOGRAFÍA
Las 7 nuevas herramientas para la mejora de la calidad, Jose Francisco Vilar Barrio, Fundación CONFEMETAL,
2da edicion, pg 27,28,29.